Hija mía ciertamente viene una purificación no antes efectuada para mis hijos, es por ello que estos tiempos os he venido anunciando os cómo debéis conduciros, mas no se me ha atendido, más aun se me ha rechazado. El camino os lo he predicho cuando hemos asistido a la boda en Canaán, en Galilea, ellos, los maestres atendieron llenando las vasijas con agua tal como mi hijo les indico y solícitamente lo hicieron, ahí es cuando Jesús mi Hijo va obrando y abriendo los caminos, hubo vino excelente.
Hijitos, tomad en cuenta mis indicaciones, mis consejos. Obrad en la fluidez del amor teniendo buenas y sinceras obras de caridad con quienes lo necesiten. Orad y ofreced todo cuanto esté a vuestro alrededor, sed sal y luz en el andar. Orad suplicando uniendo os a mi corazón maternal. Orad y recibid a mi Hijo dignamente, adoradlo pedid se fusione con cada uno de vosotros, ello os conducirá a haced su voluntad. Orad, orad, orad, por quienes tambaleando en la fe están, por los que se han apartado, por los que cometen una y otra ocasión el mismo error, por todo pecador. Orad por los que por cosas vanas guardan silencio y caen en omisión. Orad por vosotros mismos y vuestros familiares. Orad con prontitud, haced las paces con el Señor, mi Padre os observa, os conoce, os llama, os espera con los brazos abiertos para recibiros y colocarlos en él, con él, para él. Escuchad su voz, manteneos a solas en idilio con Él, con mi Hijo y mi Esposo, la Santa Trinidad. Sí hija, venid a cobijaros dentro de mi manto, manto maternal que a todos puede cobijar y proteger, tan solo seguid mis indicaciones, os protegeré, no temáis, ¿no estoy yo aquí, vuestra Madre? Cada ocasión que os refugiáis en mí, en mi niño y vuestro, también se regocija y os cobija. Sí hija, viene tormento, purificación, más os repito, ¡estoy! Está a las puertas, próxima tan próxima... No lo discernís, tened vuestras lámparas con las llamitas encendidas, que cada una desprenda oleaje de olor agradable, incienso aromatizado con amor. (lengua Náhuatl…)
-No comprendo Madre.
-Vengo en pos de la paz entre los pueblos, vengo por mis hijos.
-¿Recomiendas que utilicemos la oración y sacramentales en nuestras casas?
-Selladles, cubridles con vuestros sacramentales mientras oráis, entregadnos a nuestros corazones todo lo que sois, lo que poseéis, bendecidos sois.
Veo a la Madre nuestra reina, la Virgen María del Tepeyac, viene con mucha escarcha dorada en su vestido y manto, veo que esta parada en un lago muy pequeñito de agua cristalina, veo uno de sus pies en una piedra planita y toda el agua refleja ese dorado también.
Pensé, ¿por qué esta en esta agua?, no pronuncie nada, y ella contesto: El agua purifica, el dorado es la oración, la roca porque debéis colocaros en roca firme, mi amor.
Luego extiende su brazo y dice venid, venid, venid.
Y se va desapareciendo la visión.
Gracias Madrecita.
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